Las acciones de Wall Street mantienen una fuerte presión compradora, debido principalmente a que datos de inflación son considerados como una señal de que la Fed mantendría una postura que favorecería al mercado bursátil. Por su parte, los resultados corporativos han entregado soporte a la tendencia positiva de las acciones de EEUU.
Los precios al consumidor estadounidense subieron en junio debido a un incremento en el costo de la gasolina, pero la tendencia general siguió apuntando a una acumulación gradual de presiones inflacionarias permitiendo que la Reserva Federal continúe reduciendo lentamente su programa de estímulo.
Técnicamente, el índice S&P 500 sigue operando sobre una importante línea de tendencia alcista, con un importante soporte en la zona de los 1.950 puntos, por lo que mientras el índice accionario siga cotizando por sobre dicho nivel, el sesgo alcista se mantiene intacto. El índice S&P 500 se encuentra consolidando por debajo de la barrera psicológica de los 2.000 puntos, por lo que un fuerte avance por sobre dicho nivel debería gatillar nuevas órdenes de compra e impulsar a las acciones de EEUU en busca de nuevos máximos.
Gráfico S&P 500
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