El Parlamento griego aprobó el jueves un segundo paquete de austeridad que incluye polémicas privatizaciones y alzas de impuestos, en una votación crucial para asegurar fondos de emergencia y evitar una inminente bancarrota, pero los peligros a largo plazo se mantienen.
Los legisladores aprobaron el plan, que implementa las reformas acordadas en otro programa votado el miércoles, por 155 votos a favor y 136 en contra, despejando el último obstáculo para la entrega del próximo tramo de ayuda de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
El euro y las acciones mundiales subieron a máximos de tres semanas tras la votación, mientras los inversores expresaban alivio por el hecho de que al menos temporalmente se haya evitado un cese de pagos, pese a la feroz oposición pública a impuestos más altos y a recortes de gastos.
Los dos máximos funcionarios de la Unión Europea, Herman van Rompuy y José Manuel Barroso, elogiaron la votación como un «acto de responsabilidad nacional» y dijeron que estaban las condiciones para desembolsar el próximo tramo de préstamos para Grecia que Atenas necesita con urgencia.
Los ministros de Finanzas de la zona euro tomarán la decisión en una reunión el domingo y el 5 de julio el FMI haría lo propio.
Ese préstamo de 12.000 millones de euros evitará que Grecia caiga en cese de pagos a mediados de julio o agosto y cambiará el foco a un segundo paquete de asistencia que probablemente igualará el tamaño del rescate por 110.000 millones de euros del año pasado.
Pero los mercados de seguros de crédito todavía están apostando a un 80 por ciento de probabilidades de que Grecia caiga en cesación de pagos de su deuda de 340.000 millones de euros, un 150 por ciento de su producto anual, dentro de cinco años.
Los rendimientos de los bonos griegos cayeron, pero sólo levemente, ante la sensación generalizada de que el alivio podría durar poco.
En Berlín, el ministro alemán de Economía, Wolfgang Schaeuble, dijo que llegó a un acuerdo con los bancos privados sobre la participación del sector privado en un nuevo programa de asistencia, basado en un plan francés de refinanciamiento voluntario de la deuda.
Institutos alemanes podrían contribuir 3.200 millones de euros mediante este esquema, apenas un décimo de la suma que se pretende que aporten los tenedores privados de bonos.
Los bancos y aseguradoras de Francia poseen la mayor exposición entre los tenedores extranjeros de deuda griega. La banca griega no tiene más opción que refinanciar sus propias tenencias.
El Gobierno socialista del primer ministro griego, George Papandreou, podría tener dificultades para aumentar los impuestos y vender activos estatales ante la enorme resistencia pública, además del salto a la palestra de la gran división siempre presente en la política griega.
Vasso Papandreou, ex comisaria europea y miembro del partido PASOK y que no está relacionada con el primer ministro, dijo al Parlamento que votaría por las leyes como un deber patriótico, aunque temía que la economía se deteriore como resultado.
«Alemania está preparando el terreno para nuestra bancarrota oficial apenas esto pueda ocurrir sin costo para los bancos alemanes», declaró, expresando una opinión ampliamente compartida entre los griegos, que dicen pasar miserias para salvar a los banqueros de Europa.
Manifestantes armados con piedras y garrotes libraron varias horas de batalla con la policía, que lanzó grandes nubes de gases lacrimógenos en el centro de Atenas hasta la mañana del jueves.
Los disturbios y saqueos arrasaron las vitrinas de tiendas, dejando vidrios quebrados y un campo de escombros.
«El problema para Papandreou no está en el Parlamento», indicó Costas Panagopoulos, jefe de la firma de encuestas ALCO. «Es lo que está pasando afuera del Parlamento: no en la plaza Syntagma, que sólo tiene unos pocos cientos de manifestantes, sino con toda la población de 11 millones de griegos», acotó.
Los países acreedores del norte de Europa, encabezados por Alemania, insisten en que los tenedores de bonos del sector privado deben compartir el costo de un rescate adicional, por lo que hay intensas conversaciones para una reprogramación «voluntaria» de la deuda griega por vencer.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, que ha lanzado reiteradas advertencias por un devastador evento crediticio o una degradación de la deuda griega, dio una cautelosa respuesta a la propuesta francesa en una audiencia ante el Parlamento Europeo.
«En esta etapa, todavía no hemos adoptado una posición (…) Estamos muy alertas, pero no les puedo dar un juicio preciso sobre lo que está pasando. Hay varios conceptos que están siendo examinados», expresó.
Tres fuentes bancarias dijeron a Reuters el miércoles que políticos y banqueros estaban confiados en que implementar el plan francés no suscitaría el pago de seguros de crédito o una moratoria, que implicarían pérdidas a los bancos.
Los bancos recibieron señales positivas de las agencias calificadoras de que no tomarían un refinanciamiento como moratoria, indicaron las fuentes.
Pero funcionarios advirtieron que varios detalles del plan, incluso si hubiera alguna garantía oficial, seguirían siendo negociados.
Fuente: Reuters
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