El Banco Central Europeo (BCE) mantendría sin cambios su política monetaria el jueves, en momentos en que concentra su atención en las elecciones en Francia y Holanda en medio de un repunte del populismo que amenaza con descarrilar la recuperación.
Aunque el crecimiento económico y la inflación están al alza, el banco central posiblemente resistirá los llamamientos para ajustar su política monetaria, apuntando a los riesgos políticos, un débil crecimiento de la inflación subyacente y una recuperación todavía frágil casi una década después de que comenzaran los problemas económicos en el bloque.
Pero las perspectivas están mejorando. La confianza económica está en máximos de seis años, el comercio ha repuntado, la producción de servicios y manufacturera crece y el desempleo está en mínimos desde el 2009.
Incluso la inflación, el principal objetivo del BCE, ha rebotado, y alcanzó el objetivo del banco el mes pasado.
Para el presidente del BCE, Mario Draghi, será como caminar en la cuerda floja. Aunque probablemente reconocerá la evolución positiva de la economía, probablemente sostendrá que el alza de los precios es temporal, el crecimiento es débil y las perspectivas futuras están plagadas de riesgos.
Entre ellos están las elecciones que se celebrarán dentro de pocas semanas en Francia y Holanda y la primera reunión de líderes financieros del G20 desde que asumió el cargo el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Los economistas de un sondeo de Reuters dijeron que el próximo movimiento del BCE sería o un cambio de sus previsiones en la segunda mitad del año o una reducción gradual de su programa de compras de activos el próximo año.
Fuente: Reuters